Hallan restos de un dinosaurio de hace 120 millones de años en Berdejo
SILVIA LACÁRCEL. Berdejo
Los vecinos de Berdejo y Torrelapaja han sido testigos este verano del descubrimiento de los restos de un dinosaurio en el valle del Manubles. Las gestiones que permitieron primero hacer prospecciones y después realizar la extracción de las piezas óseas se iniciaron en primavera, pero los habitantes de estos pueblos han sabido guardar el secreto para no entorpecer la investigación.
"Lo primero que vimos eran fragmentos de hueso rotos que estaban mal conservados, pero al hacer la excavación encontramos algunos huesos que se pueden identificar como vértebras o restos de costillas", explica Rafael Royo, paleontólogo de Dinópolis que ha dirigido los trabajos.
Estas piezas podrían corresponder a un dinosaurio de tamaño medio. Por el momento, no es mucha la información que han ofrecido los fósiles, pero a falta de los análisis en laboratorios, se ha podido determinar que el yacimiento estaría situado en el Cretácico Inferior y tendrían unos 120 millones de años de antigüedad.
El hallazgo se ha producido en un pequeño cerro del término municipal de Berdejo conocido como Magdaleno. Se trata de un terreno propiedad de ese Ayuntamiento, que estaba sin cultivar, lo que ha permitido su conservación. La zona linda con el término de Torrelapaja, y está a pocos metros de la carretera N-234.
"La persona que lo encontró fue Dolores Rubio, de Torrelapaja. Lo vio, le chocó y lo comunicó al Ayuntamiento", explica Fernando Escribano, alcalde de Berdejo. La descubridora explicaba ayer que el fue por casualidad. Era época de floración, salía a hacer fotos y le llamó la atención lo que parecían unas piedras en forma de vértebras. Desde el Consistorio se pusieron en contacto con Dinópolis, visitaron la zona los paleontólogos y se pudo comprobar sobre el terreno que estos fósiles tenían interés científico.
A partir de ese momento se iniciaron los trámites con el Gobierno de Aragón para solicitar los permisos destinados a realizar prospecciones y la extracción. "Es una ladera, la erosión se ha ido llevando la tierra y han aparecido. Al excavar han salido muchos más, se habrá podido recoger el 10% de lo que era el animal, que es una cantidad importante porque donde más encuentran puede ser un 50%", contaba Escribano.
Ya en primavera se hicieron prospecciones y durante el verano se ha trabajado en el yacimiento hasta que terminaron de trasladar los restos a los laboratorios turolenses en agosto.
El proceso con este tipo de fósiles es muy delicado y laborioso. "Los huesos cuando están en el yacimiento no se pueden llegar y coger, hay que delimitarlo bien, protegerlo con papel, luego le ponemos papel de aluminio, escayola, lo excavamos por debajo y el bloque de escayola, que nosotros llamamos momia, lo llevamos al laboratorio", detalla Rafael Royo. Ahí se inicia otra fase. Se abrirá escrupulosamente con una sierra o una radial para no dañar el fósil y con percutores, cepillos y cinceles se irán limpiando los sedimentos.
Después se aplican productos consolidantes o pegamentos, y se completaran con resinas los huecos que no se hayan preservado. Quedarán entonces dispuestos para fotografiar y estudiar. Las prospecciones en la zona van a continuar. Hace cinco años en una finca de Ateca se encontró una defensa de un mastodonte pero son restos de épocas muy diferentes. Aquel era del Cuaternario, (dentro del último millón de años) y estos pertenecen al Mesozoico.
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