Si, podría ser que, como dice el Periodico de Aragón, los cerca de veinte fuegos que se han declarado en las últimas 48 horas en Aragón, todos, hayan sido provocados por algunos de los 5.000 rayos de la tormenta eléctrica registrada el pasado martes. Puede.,... ¿Pero las 11.000 hectáreas -de momento- arrasadas por esos incendios también hay que achacárselas a los rayos?. ¿En el siglo XXI , como toda la vida, y cuando parece que cualquier alcalde, o alcaldesa, de cualquier pequeño pueblo de Aragón podría ser capaz de conseguir avalar su salida de la carcel con 800.000 € (que no llega ni a un milloncico ) y seguidamente continuar con su cargo y sus negocios en el Ayuntamiento?. Creo que de ninguna de las maneras.
Rafael Torres acaba de decir hace unos minutos quien es la arrasadora real de esas miles de hectáreas.
La desidia y el fuego
24/07 · 20:23 · Rafael Torres
Innumerables urbanizaciones se alzan donde hubo bosques y pinares que acabaron devorados por el fuego, pero hoy no parece que sea principalmente esa la causa de que se reduzcan a cenizas los parajes más bellos y recónditos que nos quedan. La causa es la desidia, esto es, la falta de una acción preventiva, racional y continuada de protección de las masas forestales, abandonadas un año y otro a los rayos, a la imprudencia de los excursionistas y a la perversidad de los pirómanos. El incremento de las dotaciones de bomberos y de su material habido en algunas comunidades tampoco ha venido a paliar gran cosa.
El abandono del campo, la extinción del pastoreo y de los cultivos tradicionales, las sendas que ya nadie transita, los ríos y los arroyos secos, dibujan la escena ideal del incendio, que prende y se extiende con enorme facilidad en la maleza que ni las cabras ramonean ni los campesinos desbrozan. Se comprende que la crisis económica, la pandemia gripal o los últimos brotes de corrupción política hayan copado absolutamente la atención general en los últimos meses, pero alguien debió haberse preocupado en exclusiva de la amenaza del fuego, que deviene inexorable en catastrófica cada verano. Hay departamentos, subdirecciones y consejerías a manta cuyos funcionarios cobran durante todo el año para algo más que para poner cara de circunstancias ante lo que no supieron prever ni mucho menos evitar.
El abandono del campo, la extinción del pastoreo y de los cultivos tradicionales, las sendas que ya nadie transita, los ríos y los arroyos secos, dibujan la escena ideal del incendio, que prende y se extiende con enorme facilidad en la maleza que ni las cabras ramonean ni los campesinos desbrozan. Se comprende que la crisis económica, la pandemia gripal o los últimos brotes de corrupción política hayan copado absolutamente la atención general en los últimos meses, pero alguien debió haberse preocupado en exclusiva de la amenaza del fuego, que deviene inexorable en catastrófica cada verano. Hay departamentos, subdirecciones y consejerías a manta cuyos funcionarios cobran durante todo el año para algo más que para poner cara de circunstancias ante lo que no supieron prever ni mucho menos evitar.
Fuente: http://www.diariosigloxxi.com/
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